En pocas palabras intentaré explicar cómo el domingo 3 de diciembre de 2017 se produjo una reactivación de mis 5 sentidos. Y es que fui uno de los/as muchos/as afortunados/as que pudo disfrutar en primera persona de una experiencia que no olvidaré fácilmente.

Ruta de los 7 picos…. Me dejé sorprender y aquellos paisajes se quedaron grabados en mi retina:

  • Mi vista contempló la naturaleza.
  • El oído se embobó con el rugir del viento.
  • El olfato apreció el olor de los árboles y de la tierra.
  • El tacto se estremeció al tocar la nieve.
  • Y con el gusto… el tentempié que disfruté al sol con una compañía inmejorable.

Doce kilómetros, 6 horas, toda una aventura. Disfruto de la ruta, disfruto de las buenas sensaciones, todo a mi alrededor me transmitía. No cabía posibilidad de cansancio, mis sentidos estaban ocupados en absorber todas las emociones.

Ataviado con mi gorro, mis guantes, las botas… todo me parecía poco para enfrentarme al camino. Rodeado de montañas, de árboles, de buena gente. El blanco por doquier, la luz del sol sobre la nieve, el azul del cielo. Hace frío y viento. Nunca pensé que esa mañana de domingo que no sabía qué ponerme, finalmente me pusiera feliz.

No tengo palabras para expresar mi agradecimiento a todos/as los/as que hicieron del camino una agradable mañana.

Y llegó el final de la ruta. Y pregunto… ¿Dónde vamos el mes que viene?

Andrés