Me apunté en la sección de natación de GMadrid Sports en febrero de 2017. Desde el principio fui conocedor de que la mayoría de mis compañeros y compañeras entrenaban para competir. No obstante, yo nunca quise hacerlo un poco por miedo de hacer el ridículo, llegar el último, ser descalificado y un largo etcétera de absurdas inseguridades. Después de casi un año entrenando y siempre siendo testigo desde las redes sociales de lo bien que todos lo pasaban compitiendo, decidí inscribirme a la tercera jornada de liga que tuvo lugar el pasado sábado 7 de abril. Desde el principio todos me animaron pero en mi mente sólo podía verme saltando al agua perdiendo el bañador y las gafas delante de todos los allí presentes…

El día de la competición quedé con varios de mis compañeros para ir en coche hasta Rivas, donde se celebraba la jornada y ya desde ese momento se dio un chorreo de risas y bromas. Cuando llegamos a la piscina pude comprobar que el ambiente de las competiciones es realmente bueno. Varios equipos de distintas localidades de Madrid se agolpan en los bordes de la piscina buscando un hueco donde colocar sus cosas. Nosotros enseguida encontramos el nuestro y plantamos la pancarta de GMadrid Sports que tan orgullosa acompaña a los míos en todas las competiciones. Calentamos nadando y pude comprobar que en esta piscina los trampolines se movían y estaban situados realmente altos (justo lo que necesitaba para mi primera competición). Además, el agua era cristalina y la claridad con la que podía nadar me desconcertaba… Yo, entrenado para poder nadar en lodazales y curtido para casi nadar a ciegas, ahora veía la luz; y eso no jugaba a mi favor precisamente.
Tras el calentamiento, mis compañeros/as me dieron consejos acerca de cómo tirarme, cómo voltear, cuándo nadar con mayor o menor fuerza… una serie de consejos contradictorios (a algunos los dejé incluso discutiendo). Sí recordaba bien todas las cosas que nuestro entrenador nos había enseñado y en particular, las que me había enseñado a mí para el día de la competición (yo soy un chico muy aplicado y si Goyo me dice que salte, yo salto; y si me dice que respire, yo respiro; y si no le conoces y te unes a nosotros algún día entenderás lo que quiero decir, jeje).
Cuando ya me tocaba salir me dijeron que tenía que ir a la cámara de salida, pero yo no veía ninguna cámara (al parecer eso quiere decir que te pongas cerca de la piscina para que te llamen y te coloques en tu sitio). Mi nivel de concentración era nivel Dios… ¡Ni Michael Phelps sería capaz de alcanzar ese nivel, os lo puedo asegurar! Quería hacerlo bien, y quería que mi equipo y el entrenador se sintieran muy orgullosos de mí. Antes de subir al trampolín los vi a todos/as en el otro extremo de la piscina, preparados para animarme cual padres en el festival de hip-hop de su hija de 12 años. En ese momento me sentí muy afortunado de tenerlos ahí y les devolví una sonrisa arrebatadora que provenía de muy adentro.

Cuando sonó el silbato y salté al agua, la emoción se apoderó de mí. La prueba consistía en 200m estilo libre. Podría haber nadado a perrito si hubiese querido pero opté por el estilo más hermoso: mariposa. No, va, opté por crol (mariposa solo saben nadarla bien unos pocos yonkis de la natación). El salto fue perfecto y la entrada en el agua propia de Gemma Mengual, sin salpicar ni nada, grácil, limpia y rápida. Después del primer volteo sentí ganas de llorar de lo bien que me lo estaba pasando, todo aconteció muy rápido y antes de darme cuenta ya había terminado. Obviamente quedé último. Pero lo bien que nadé creo que fue comentado incluso. Para mí mismo, ya gané con tan solo terminar la verdad. Cuando al rato volví con mis compañeros/as, todos empapados de sus pruebas y hablando, me sentí realmente bien. Es una sensación increíble, por un momento ese sentimiento de pertenecer a algo que te parecía tan ajeno. Pienso y wow, ¡estoy en un equipo de natación compitiendo! La sensación fue genial.
La verdad es que pienso repetir y voy a seguir entrenando para mejorar mis tiempos: voy a competir contra mí mismo y vencer a mi anterior yo en cada prueba que termine. Lo único de lo que me arrepiento es de no haber empezado antes, porque me estaba perdiendo momentos maravillosos con todos mis compañeros/as a los que aprecio y adoro, y por quienes voy a nadar hasta las once de la noche tres veces en semana, porque me alegran el día y me ofrecen una alternativa de ocio que me hace sentir y estar bien.
Toni.